Piggy necesita un nuevo comienzo: alerta por sangre en la orina y evaluación urgente de su salud

Piggy: una pequeña guerrera que lucha por recuperar su salud

La salud de Piggy, nuestra nueva rescatada de raza Pug, se ha convertido en una prioridad urgente para todo el equipo de la fundación. Su llegada fue impactante: desnutrida, con piel comprometida, ojos severamente afectados y signos evidentes de haber pasado por un parto reciente sin ningún tipo de atención veterinaria. Cada Pug que rescatamos nos recuerda cuánto sufrimiento hay detrás de la explotación reproductiva, pero en Piggy este dolor se siente aún más profundo por su fragilidad y su mirada agotada.

En las últimas horas, la salud de Piggy ha mostrado señales de alerta que debemos abordar rápidamente. Ha presentado sangre en la orina o un tipo de secreción sanguinolenta proveniente de la vulva, situación que puede tener diversas causas, desde una infección urinaria hasta complicaciones relacionadas con su estado postparto. Por esta razón, además de los exámenes iniciales, Piggy requiere una ecografía abdominal urgente que nos permita detectar cualquier problema interno que ponga en riesgo su recuperación.

Al mismo tiempo, está pendiente una cita con el especialista en oftalmología, ya que sus ojos muestran lesiones importantes que podrían comprometer su visión si no actuamos a tiempo. Como si esto fuera poco, también necesitamos repetir control sanguíneo para evaluar su respuesta a los tratamientos iniciales. Cada hallazgo es clave para definir su plan de recuperación.

Hoy más que nunca necesitamos que las personas se unan a la causa de Piggy. La salud de Piggy no es solo un desafío clínico: es un recordatorio del abandono, la negligencia y el maltrato silencioso que padecen miles de animales invisibles en nuestro país.

Un rescate que reveló una historia de dolor

Cuando Piggy llegó a nosotros, la realidad era devastadora. Su cuerpo mostraba señales de abandono prolongado: piel inflamada, un olor fuerte producto de infecciones antiguas, úlceras superficiales y un evidente desgaste físico. En sus tetillas aún se notaban los rastros de haber amamantado recientemente, tal vez demasiado pronto y tal vez demasiadas veces. No sabemos cuántas camadas tuvo ni cuántas sobrevivieron, pero su cuerpo habla con claridad: fue usada para reproducirse sin descanso.

Sabemos, por experiencia, que muchos animales como Piggy terminan en la calle o entregados a alguien que “ya no los quiere” cuando dejan de ser útiles para criar. Para algunos, son objetos. Para nosotros, son vidas. Y Piggy nos ha demostrado que todavía tiene fuerza, ganas y una enorme capacidad de lucha.

La inflamación en la zona genital, acompañada de sangre, puede estar relacionada con un proceso inflamatorio postparto, pero también podría ser un síntoma de una infección uterina, una cistitis severa o una condición mucho más crítica como una piometra abierta. Todo esto debe ser evaluado con precisión, y justo por eso la ecografía abdominal no puede esperar.

Alerta por sangre en la orina: qué significa y por qué es tan importante actuar

Una de las señales más preocupantes que presentó Piggy fue la presencia de sangre en la orina o secreción sanguinolenta de la vulva. En medicina veterinaria, ambos signos se consideran de alerta y requieren una evaluación inmediata para evitar complicaciones mayores.

Las causas más probables pueden incluir:

  • Infección urinaria (cistitis bacteriana): muy común en hembras no esterilizadas, especialmente después del parto.
  • Complicaciones postparto: inflamación uterina, restos placentarios o infecciones relacionadas con el proceso reproductivo.
  • Problemas renales: como cálculos o inflamación interna.
  • Piometra: una infección uterina grave que puede ser mortal si no se detecta a tiempo.
  • Trauma o irritación: producto de abandono o partos complicados.

La ecografía abdomen es esencial porque permite visualizar:

  • Estado del útero
  • Grosor de la pared vesical
  • Posible presencia de cálculos
  • Líquidos anormales
  • Estado general de órganos internos

La salud de Piggy depende en gran medida de estos hallazgos, ya que cada posible diagnóstico implica tratamientos diferentes con costos y tiempos muy variados.

Problemas oftalmológicos: otra batalla para Piggy

Los Pug suelen ser propensos a enfermedades oculares debido a la forma de su cráneo y la exposición de sus ojos. En el caso de Piggy, las lesiones encontradas al momento del rescate fueron preocupantes: opacidades, secreción purulenta y signos de ulceración. Esto requiere evaluación de un oftalmólogo veterinario para determinar si hay:

  • Úlceras corneales profundas
  • Queratitis seca crónica
  • Glaucoma
  • Infecciones activas

El riesgo más grande es que pueda perder la visión si no se inicia un manejo especializado. Su cita está pendiente y será determinante para proteger su bienestar a largo plazo.

Exámenes de sangre: el reflejo interno de su lucha

Por su condición inicial, Piggy necesitaba un protocolo de estabilización que incluyera medicamentos, hidratación, cuidados dermatológicos y alimentación especial. Ahora necesitamos evaluar si su cuerpo está respondiendo a estas primeras intervenciones.

El examen de sangre permitirá revisar:

  • Nivel de glóbulos rojos (descartar anemia postparto)
  • Leucocitos (infección activa)
  • Función renal
  • Función hepática
  • Electrolitos
  • Estado general de inflamación

En rescates tan críticos, el cuerpo puede tardar semanas en estabilizarse, y cada examen nos muestra si vamos por buen camino o si debemos ajustar todo su tratamiento.

La salud de Piggy: un espejo de la vida de los animales explotados

La salud de Piggy se ha convertido en un símbolo dentro de nuestra fundación. Su historia representa a todas las hembras que han sido usadas como máquinas de reproducción, aquellas que nadie ve, nadie cuida y nadie atiende. Para el común de la gente, una Pug puede ser adorable; para quienes la explotaron, fue solo un medio de ingreso. Para nosotros, es una vida que merece respeto, dignidad y un nuevo comienzo.

Piggy tiene muchos caminos por recorrer: su cita oftalmológica, la ecografía abdominal, el control sanguíneo y los tratamientos que de allí resulten. Sabemos que será un proceso costoso y prolongado, pero también sabemos que vale cada esfuerzo.

Cada donante, cada persona que comparte su historia y cada pequeño aporte son parte de ese camino de recuperación que ella merece.

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